Cuentos de encuentro literario- La mascota de la oscuridad


La mascota de la oscuridad
                                                                                       
 Cuando era pequeña mi abuelo me contaba historias de cuando él era niño, nunca me narro una historia de terror y nunca supe por qué. Yo pensaba que él creía que me asustaría o algo así. Hasta que un día de lluvia le pregunte por qué no me contaba un cuento de terror.
-       Yo no me voy a asustar – le dije.
-       Eres muy chica para entender cosas del más allá. Contesto
 Pero yo seguía insistiendo, hasta qué me dijo:- mija lo que te voy a contar paso en verdad.
 Hace muchos años, acá en Tucumán, en los ingenios azucareros hubo una mala época, la mayoría habían tenido que cerrar. Pero el dueño de uno, era tan codicioso hasta el punto que hizo un pacto con el diablo…
-       ¿¡el diablo!? Pregunte temerosa.
-       Si mija!!! Pero eso no es lo peor!! Me contesto
Este pacto se trataba, de que al término de cada zafra le tenía que entregar un empleado a su perro, el cual era más grande que un caballo, oscuro como la noche, y en sus ojos se veían las mismísimas llamas del infierno. Este feroz animal tenía un collar en el cual colgaban gruesas cadenas que arrastraba por el piso advirtiendo su presencia.
 El dueño acepto!, y al término de cada zafra cumplía con el pecto entregando la vida de un empleado. Así pasó durante cada mucho tiempo.
 Cuando un día, un joven paso justo en el momento que un trabajador era devorado por el enorme monstruo. Trato de advertirle al resto de sus compañeros, pero todos creían que estaba loco. Esta noticia llego a los oídos del patrón, el cual lo cito para entregarlo a la terrible bestia.
 El joven tenía el presentimiento de que algo malo pasaría y se preparó, llevando consigo un cuchillo de plata con la empuñadura en forma de cruz y una botella de agua bendita. Al entrar al depósito donde lo habían citado, vio allí a la temible, el patrón huyo dejándolo encerrado con el animal, el cual de un zarpazo casi lo mata.
 El muchacho arrojo agua bendita en la cara de la bestia que lo quemo dejándolo casi sin ver. Le pidió ayuda a Dios para matarlo, tomo el cuchillo y se lo clavo en el pecho. Para demostrarles a todos la existencia de este animal, llevo a sus compañeros al depósito donde se encontraba la bestia tendida en el suelo.
 A partir de ese día todos conocen la historia del familiar, ese enorme perro que cobro demasiadas vidas inocentes y del joven que salió casi ileso del encuentro, ya que tuvo que usar un bastón de por vida por causa de las heridas de esa gran batalla.
 Mi abuelo al terminar la historia tomo su bastón, se paró, abrió un cajón y me dio un cofre el cual contenía algo que me aria entender por qué sabia tanto de aquella bestia que yo creía imaginaria, entonces abrí el cofre y allí estaba el cuchillo de plata con empuñadura con forma de cruz.
 Fue ahí que supe, que el joven sobreviviente de la “historia” era él… era mi abuelo.

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