Cuentos de encuentro literario- El despertar


El Despertar.
Quién no tiene en su vida alguna historia de lucha, de superación personal,  de inclusión, de derechos, de amor al prójimo, de solidaridad… en algún momento de nuestras vidas, las circunstancias que nos toca vivir nos hacen transitar por estos diferentes temas. Ahora les cuento la historia de Emma, quien aprendió en ésta vida, el significado de cada una de éstas palabras.
Emma era una chica normal, que trabajaba, estudiaba, tenía amigos, le gustaba bromear, participar en grupos, cantar, bailar, etc. pero también como toda persona normal, tenía algunas ideas equivocadas y era muy prejuiciosa, ella, como la mayoría de las personas pensaba “eso nunca me va a pasar a mí” hasta que un día le pasó… Todo lo que ella veía lejano, que no había posibilidades que le sucediera a ella (o ella anulaba toda probabilidad), le sucedió: le robaron, la aplazaron, perdió seres queridos, perdió al hombre que amaba, se enfermó, perdió el empleo y perdió su fé. Todo su mundo que si bien hasta ése entonces no era perfecto (¿quién lo tiene?) pero tenía una cierta estabilidad… comenzó de pronto a modificarse, modificándose también su visión del mundo, su mirada hacia la vida. Se dio cuenta, que hasta ése momento, ella no valoraba muchas cosas de las que tenía y que siempre estaba pensando en lo que no tenía o lo que es peor lo que ella consideraba que nunca tendría. El tiempo de enfermedad le sirvió para comprender que en ésta vida no sólo debía estar agradecida o ser felíz sólo por las cosas materiales, sino también agradecida por aquellas cosas que no se pueden ver pero que están, y aprendió a valorar y sobre todo a respetar a todo ser viviente, ya sea humano, animal o vegetal. El tiempo de su enfermedad fue prolongado, muchas veces se sintió morir y más de una vez se convenció de que todo ya estaba perdido, que no podría sobreponerse jamás, pero al mismo tiempo, algo en su interior la impulsaba a seguir luchando…, ella quería vivir y se aferró así a la vida, y encontró la paz, y reencontró su fé, ya no sentía pena de sí misma y decidió que debía luchar, entendió que ésta vida no es fácil para nadie…, que todos somos aprendices y nadie maneja la verdad, pero también comprendió que cada uno de nosotros debemos hacernos cargo de nuestras elecciones, no victimizarnos ni acusar a otros de nuestras desgracias y penas, si bién hay situaciones que no dependen de nosotros, de nuestra responsabilidad, comprendió que esta afirmación es un tanto errónea, porque Emma entendió que cada decisión tomada es un compromiso asumido y cada decisión de otros por nosotros omitida, es también nuestra responsabilidad… sólo que no asumida.
Hoy Emma, poco a poco recupera los espacios que había perdido, poco a poco, vuelve a sonreir y a confiar en los demás, vuelve a soñar, a desear, a amar, ya no está inmersa en ése mundo sin sentido, frío y oscuro en donde su psique se había inmerso, y… como dicen por allí “todo lo que no te destruye te fortalece” ahora Emma tiene una visión diversa del mundo que la rodea, en donde se modificó no sólo su consciencia individual sino hasta su consciencia social, su compromiso y respeto para con los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario